sábado, 28 de enero de 2012

Touch: La nueva serie del reconvertido Jack Bauer.




Bueno, la trama de la serie no sonaba a priori demasiado complicada, pero lo es. Jake Bohm, es un niño autista que en sus once años de vida no ha dicho nunca una sola palabra, no se deja tocar, está cerrado completamente al mundo, se divierte desmontando teléfonos móviles y apuntando números en su cuaderno, hasta que su padre, Martin (o sea Bauer) descubre que no está tan aislado del mundo como pensaba. Jake se comunica, el problema, es que nadie lo entiende.
 
Jake, hace cosas sin aparente sentido, pero en el aparente está la clave, ya que nada de lo que hace, es aleatorio. La serie se basa en la espiral de Fibonacci (si, si lo del Fringe, lo de la concha del caracol y todo eso). 




Todo en este mundo está relacionado, pero casi nadie es capaz de ver de que forma. Como bien dice Jake al inicio y final del capítulo, todos llevamos un cordón que nos une a otros. Ese cordón se puede estirar y enrollar, pero nunca romper (bueno dice algo así).

Pues muy bien, Jake, que es un portento, puede ver presente, pasado y futuro, lo que crea en el piloto una historia que empieza con un simple teléfono móvil olvidado en una terminal de un aeropuerto y que culmina en una telaraña de vivencias. 

Desde el aeropuerto, viajamos de país en país, incluso llegamos hasta Japón, siguiendo el dichosos móvil, para terminar con un desenlace que une perfectamente cada una de las piezas que al principio del capítulo estaban completamente desconectadas. 

Muy buena serie que apunta alto. Esperemos que se mantenga. 

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