The Finder (Spin-off de Bones) es una serie procedimental en la que el protagonista, Walter Sherman, tiene una extraña obsesión por encontrar cosas, personas y todo lo que sea susceptible de perderse y caer en sus manos.
Ex milita de profesión, regenta un bar con Leo Knox, su amigo abogado. Dejó de ser militar porque tras una explosión, se lesionó el cerebro y ya no es considerado apto para el servicio.
Por su parte, Leo tiene acogida a una adolescente delincuente que va dando tumbos desde lo que está mal a lo que es sencillamente ilegal. La parte de la vida que es bonita, de colores y no te lleva directamente al reformatorio es un misterio para ella.
Por su parte, Leo tiene acogida a una adolescente delincuente que va dando tumbos desde lo que está mal a lo que es sencillamente ilegal. La parte de la vida que es bonita, de colores y no te lleva directamente al reformatorio es un misterio para ella.
Algunas veces, Walter suele ayuda a su amiga Marshal, Isabel Zambada (su interés amoroso en potencia) a resolver algunos casos y otras se ayuda a si mismo cogiendo casos que le interesen por algo.
Lo importante de la serie es lo grillado que está Walter, que suele resolver los casos mediante sueños, pensar utilizando muñecos, ensayando como si fuera un actor en medio de una obra de teatro e incluso subido a unos zapatos de tacón. Al principio me recordaba un poco al loco de House, pero capítulo a capítulo se ve claramente que son muy distintos.
Suele olvidarse de la gente, a favor de concentrarse en los casos, pero aún así es capaz de captar cada problema de su entorno y dar buenos consejos para que se solucionen. Aunque no le importe lo mas mínimo si lo hacen o no.
Resumiendo: es una serie, interesante, graciosa y divertida, que te hace pasar un buen rato.
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