viernes, 16 de diciembre de 2011

American horror story: la glee macabra.

Bueno con esta serie me ha pasado algo muy raro. Si bien al principio, al anunciar que se iba a hacer, no me decía ni fu ni fa, luego con las fotos promocionales me empezó a picar la curiosidad. Me parecía demasiado rara como para no picar y ver aunque solo fuera el primer episodio. Y lo hice.


Sin afán de destripar la trama (y no lo haré), diré que es una serie de obligada visualización para el que se considere amante del cine de terror, pues esta serie no se limita dar sustos ni a subir la música para que saltes del sillón, no. Lo que si hace es enfocarse en crear un ambiente muy cerrado, a veces agobiante envuelto en forma de casa colonial. Hay fantasmas, una familia casi normal, unas vecinos entregados a la causa de no dejarte dormir y todo eso y algunas cosas mas entremezcladas de forma no trillada.

Pero no nos confundamos. No es ni la casas de Amityville ni la de Poltergeist. Los fantasmas no son voces en el aire, ni muebles arrastrándose o golpeándose contra las paredes. Ellos están ahí y son como nosotros. Exactamente iguales. Tanto, que a veces se hace difícil saber quien viene de visita y quien vive con nosotros 

¿Te gustaría levantarte de noche para ir al baño y cruzarte con unos gemelos pelirrojos muertos, que corren de regreso al sótano? ¿No? Pues a los dueños de esta casa, tampoco. 

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